Con 42 años de experiencia como el único buzo de aguas negras del mundo, Julio César Cu Cámara , jefe de Buceo de la Secretaría de Gestión Integral del Agua (Segiagua) , asegura que nunca había enfrentado tal nivel de contaminación en el drenaje profundo de la capital mexicana. Hoy, las toneladas de basura acumuladas en las tuberías representan una amenaza constante para la infraestructura hidráulica y una de las principales causas de las recientes inundaciones que han afectado a miles de personas en la Ciudad de México .
Un Escenario Desolador Bajo Tierra
Desde sus inicios en los años 80, Julio César ha sido testigo del deterioro gradual del sistema de drenaje. Sin embargo, lo que observa ahora es alarmante: “Cuando empecé sí había basura, pero ahora es impresionante ver cómo ha crecido de unos 15 años para acá. Ves cosas que uno no se imaginaría hasta que no estás allá abajo”, relata.
El desecho más común que encuentra es el plástico PET , que se compacta y adhiere a las paredes del drenaje, bloqueando el flujo de agua. En una ocasión, incluso tuvieron que usar dinamita para liberar un metro de plástico acumulado. “Se va pegando como si fueran paredes, y eso complica mucho que corra el agua”, explica.
Otro problema emergente son las heces de perros embolsadas , un fenómeno que dice no haber visto antes. “Es gente que tira directamente las bolsitas en las coladeras, y con el plástico no se deshace. Es muy difícil de quitar”, lamenta.
La Falta de Cultura Ambiental: Origen del Problema
Para Julio César, la causa principal de esta crisis es la falta de educación y conciencia ambiental entre los habitantes de la ciudad. “De todo te puedes encontrar abajo, todo tipo de basura, porque no tenemos la cultura ni la educación para no tirar la basura en la calle o en las coladeras”, señala.
Esta situación ha sido un factor clave en las recientes inundaciones que han devastado viviendas, automóviles y afectado a miles de familias en la capital. Las rejillas y válvulas obstruidas impiden que el agua fluya correctamente, exacerbando los efectos de las lluvias intensas.
El Peligroso Trabajo bajo Tierra
A sus 65 años , Julio César sigue desempeñando su labor en condiciones extremas. Para liberar las rejillas y destapar las válvulas, debe arrastrarse por el piso en completa oscuridad, ya que a tan solo 10 centímetros de profundidad no hay visibilidad. Su trabajo es guiado por dos compañeros, Agustín Chávez y Jesús Adolfo , quienes lo orientan desde la superficie para evitar que se pierda o enfrente peligros mayores.
“Parte de mi trabajo es ahorrar 15 o 20 días de más trabajo, entonces si puedo ayudar bajo y lo hago”, comenta con humildad. Sin embargo, reconoce que su labor está llena de riesgos: objetos punzocortantes, material hospitalario, animales muertos e incluso cadáveres humanos son parte de su cotidianidad.
Un Oficio Irremplazable
A pesar de su edad y los peligros inherentes a su trabajo, Julio César no ha considerado jubilarse. Lo hace por dos razones fundamentales: ama su oficio y nadie ha logrado sustituirlo. “Luego vienen más jóvenes y fuertes, pero no aguantan. También es la maña y la experiencia”, admite.
Su dedicación ha sido crucial para mantener funcionando el sistema de drenaje de una ciudad que enfrenta retos estructurales y climáticos sin precedentes. Sin embargo, subraya que su labor sería menos ardua si los habitantes adoptaran mejores prácticas ambientales.
Un Llamado a la Reflexión
Las palabras de Julio César Cu Cámara son un recordatorio urgente de la necesidad de cambiar hábitos individuales y colectivos. La basura que se arroja a las calles y coladeras no solo afecta al sistema de drenaje, sino que pone en riesgo la seguridad de todos los habitantes de la Ciudad de México.
“Si no cambiamos nuestra cultura de tirar basura, vamos a seguir enfrentando problemas graves como las inundaciones”, concluye.